Aniversario por partida triple
Este año el arquitecto Francisco Javier de Oiza cumpliría su
primer centenario. Conocido a parte de por su excelente arquitectura, por su
fuerte e individualista carácter, encontraba la inspiración en la literatura y
la poesía del S.XX, destacando tres poetas, Cesare Pavese, Walt Whitman y
García Lorca.
Durante varios años compaginó su actividad como docente en
la Escuela de Arquitectura de Madrid, con su estudio de arquitectura. Los
primeros años como profesor de salubridad e higiene de la edificación, y más
tarde como responsable del ámbito de Proyectos Arquitectónicos, además fue catedrático
y director de la propia escuela. Su hijo Javier Sáenz Guerra dice que su padre
admiraba el Renacimiento italiano y el expresionismo alemán y que usaba estas
referencias en sus clases, las que además usaba a modo de laboratorio de
experimentación de materiales y nuevas formas y estructuras.
Trabajaba en un pequeño local que convirtió en su taller. “Era
muy mal empresario y estaba convencido de que en su pequeña oficina, se podría
hacer un buen trabajo frente a otros despachos más grandes.”.
Una de sus obras más famosas, a la par que polémica, es el
edificio de Torres Blancas de Madrid el cual cumple 50 años. Realizado en
hormigón visto, con 22 alturas, planta de trébol y formas circulares
organicistas, “Si no hubiera sido español sería mucho más conocido” Antón
Capitel, amigo del arquitecto. Concibió el edificio casi como una ciudad, donde
los propietarios pudieran relacionarse, trabajar, o ir a cenar al restaurante
de la última planta que se comunica con todas las viviendas a través de un
monta cargas.
La constructora Huarte fue la promotora, su propietario,
Juan Huarte, pidió que fuese vanguardista. El proyecto fue un fracaso, en
primer lugar porque desde el ayuntamiento no estaban convencidos y solo le
permitieron realizar una torre. Además fue un fracaso económico, así que Huarte
se vio obligado a pagar parte del proyecto a Oiza con una de las viviendas,
quien bromeaba por el ruido que procedía de la autopista “Es un castigo divino
por hacer el edificio aquí”.
La actriz Marisa Paredes propietaria de una de las viviendas
declara “Cuando se construía decíamos “que rara, parece una tarta.” “Al
finalizarse, una amiga se vino a vivir y me atrapó con sus curvas, esa redondez
tan sinuosa y selección de los materiales, todo en blanco, madera clara,
gresite, cemento gris…”
Desde la azotea del edificio Antonio López retrató las
vistas (1976-1982). Hace diez años se convirtió en el pintor español vivo más caro,
subastando Christie´s esta obra por un valor de 1.38 millones de libras.
Es una obra llena de secretos, en el lienzo se pueden ver
las fechas 21 de abril, 21 de mayo, 21 de junio, 21 de julio, 21 de agosto, los
días en los que pintó las misma escena. Los expertos dicen que la luz de la
obra a las 21.40 que marca el reloj solo puede ser en julio, sin embargo la
ausencia de tráfico de la avenida de América solo se da en Agosto.
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