Naturaleza muerta
El título de esta entrada nos evoca a lo que comúnmente
conocemos como bodegón, una obra de arte que representa por ejemplo elementos
de la naturaleza, ya sean alimentos, flores o utensilios de cocina, libros,
joyas... Es decir, tiene una relación indirecta con la naturaleza y no tiene
nada que ver con la muerte.
Sin embargo, he escogido este título porque del aspecto fundamental que quiero hablar en esta
publicación, se explica literalmente con estas dos palabras “naturaleza”,
“muerta”.
No sé si al ver las imágenes habéis reconocido la obra de
Damion Hirst, uno de los artistas más ricos del mundo, y el más rico de Reino
Unido. Como podemos observar en las fotos, el tema principal de sus obras es la
muerte y utiliza como materia prima cadáveres de todo tipo de animales. Por
ejemplo, la serie Natural History, comenzó en 1991, y tenía como objetivo crear
un zoológico de animales muertos empleando cajas de cristal para definir el
espacio de la obra y a la vez expresa la fragilidad de la existencia. Algunos
de estos animales son cazados, otros se recogen ya muertos, y después se les
inyecta formol, para ser disecados a continuación. Todo este proceso se realiza
en una fábrica que tiene a modo de taller o, mejor dicho, laboratorio. Según
él, el formol simboliza el proceso de la muerte y la decadencia.
“Me gusta la
idea de una cosa para describir un sentimiento. Un tiburón es terrorífico,
mucho más grande que nosotros, en un medio desconocido para nosotros. Parece
vivo cuando está muerto y muerto cuando está vivo.”
Lo que me ha parecido una auténtica barbarie, es que, a toda
su trayectoria ha utilizado aproximadamente 913.450 cadáveres de animales e
insectos. Ha forzado la muerte de 36 especies de granja, vacas, ovejas, cerdos…
y usado 685 ejemplares de especies del mar. Lo más gracioso, aunque realmente
sigo sin encontrarle la gracia, es que el mismo lo reconoce y se medio burla
“Me he convertido en la muerte, en un destructor de mundos”.
Aunque algunas de estas criaturas ya habían muerto varias
protectoras y organizaciones que defienden los derechos de los animales atacan
su obra, criticando que saque beneficio de una muerte, y es que aunque sean
animales, siguen siendo seres vivos, ¿imaginas tener en unos años a tu perro
disecado en el salón? O… llevándolo a un extremo, ¿a tu abuela?.
Lo que también me ha resultado gracioso, es que además de
lucrase de muertes, sus obras suelen dar problemas y ser defectuosas, como es
el caso del tiburón tigre de 4.3 metros de largo, que por cierto, ya tienes que
tener un gran salón para colocar al bicho sin que moleste. “La imposibilidad de
la muerte en la mente del vivo”, así es como se llama la obra, fue
adquirida por 10 millones de dólares, y en su traslado de Reino Unido a
Nueva York comenzó a descomponerse, por lo que llegó en muy mal estado, y se
vio obligado a regalar una nueva al comprador.
Aparte de los problemas de descomposición, en 2012, está
serie estuvo expuesta en el Tate Modern, y el famoso formol filtró gases
contaminantes en el museo durante cinco meses, por lo que aquellos que
acudieron a la sala a ver la obra, tuvieron que ser revisados por
especialistas, puesto que son gases que pueden causar cáncer.
A decir verdad, para mi gusto, algunas de ellas me resultan
atractivas visualmente, e incluso bonitas, pero sin embargo me repele la idea
de que sean cadáveres de seres vivos, de los cuales, como he dicho antes,
algunas de las muertes se han forzado, me parece una salvajada.
Sin embargo hay un hecho que no sé si se tiene en cuenta
cuando se critica su obra, y es que desde hace siglos, la disección de animales
está en los museos de historia natural, en acuarios… y no nos alarma de la
misma manera ¿Por qué? ¿Por qué es más fácil criticar al arte contemporáneo
contra el que todo el mundo carga? Para mi padecer es lo mismo, un cadáver seco
y expuesto, además también los museos se lucran de ello, puesto que te cobran
una entrada.
Puedo llegar a entender que, en la antigüedad, hasta el siglo XIX
se utilizase la taxidermia, o disección de animales para facilitar su estudio,
pero hoy en día es algo que no entra en mi cabeza. Además, por desgracia es una
práctica muy común en España, puesto que se utiliza en la tauromaquia a modo de
trofeo o recuerdo, al igual que pasa con la caza o la pesca, y durante años era
común ver las cabezas de ciertos animales en salones, despachos… Cómo las
famosas cabezas de reno que pusieron tan de moda los americanos.
En conclusión, creo que es evidente mi repulsa hacia esta
práctica de disecar animales, pero en todos sus ámbitos, artes, a modo de
recuerdo o muestra en museos, o cómo trofeo. Me parece muy hipócrita echase
encima de Damion Hirts y sin embargo mirar para otro lado o verlo “normal” en
los otros ámbitos.













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