Un diseño de Vértigo


La escena de la ducha de Psicosis quizás sea la más famosa de Alfred Hitchcock, sin embargo, la crítica sitúa a Vértigo, como una de las mejores películas de la historia. Su conocido director, es sin duda uno de los mejores, por no decir, el mejor, dentro del campo de la intriga y el mistério cinematográfico. Aplicaba tres reglas básicas a la hora de crear: En primer lugar, el cine es un espectáculo y el publico el destinatario, en segundo lugar, los argumentos deben de ser siempre simples, y por último el diálogo es generalmente inútil. Pero su mayor creencia es que el sonido puede ser tan importante, o más, como la imagen, como en la película “Los pájaros”, cuando los personajes están encerrados en casa y sabemos que están rodeados de aves pero no las vemos.


Vértigo trata sobre un detective de San Francisco, Fergurson, que es contratado por un amigo para vigilar a su mujer, Madeleine, quién parece estar poseída por un espíritu y finalmente se suicida y el detective se da cuenta de que esta enamorado de ella. Un tiempo después Fergurson conoce a otra mujer que asocia con Madeleine e intenta que se comporte como ella, hasta llegar a un trágico final.
Este mes Vértigo cumple 60 años, aquellos que hayan tenido la suerte de estar el día 15 en Madrid, habrán podido acudir a la proyección de la película en los Cines Capitol, con el añadido de que la Orquesta Sinfónica Camara Musicae interpretase la banda sonora en directo.



Además de por la trama, el talento innegable de su director, la banda sonora, esta película tuvo la suerte de contar con uno de los mejores cartelistas y diseñadores gráficos del momento, Saul Bass. Y es que Hitchcock, le daba mucha importancia a los rótulos, además de los decorados, puesto que es en lo que comenzó trabajando en los estudios Famous Players-Lasky, en Londres.
Este reconocido diseñador, comenzó como publicista para marcas como “Kleenex” “United Airlines” o “Dixie”. Pero pronto, se pasó al cine cuando  Otto Preminger le propuso diseñar el póster de su película “Carmen Jones”.



Quien además de con Hitchcock, en películas como “Vértigo”, “Intriga internacional” o “Psicosis”, colaboró con varios cineastas como Rober Adrich en “Big Knife” o Billy Wilder en “The Seven year itch”, o Jerome Robbins y Robert Wise en la famosa "West side story".


Con una técnica basada en colores planos y superposición de “recortes” sin sombra, ni contrastes, a modo de collage realizó la mayoría de sus carteles, pero por lo que es más reconocido es por ser un auténtico revolucionario e impulsor de los títulos de crédito en las películas. Sí esos minutos tanto al principio como al final de la proyección, donde la mayoría del público desconectamos o aprovechamos para ir al baño. En Vértigo, la audiencia se encontró con una técnica nunca antes vista, la animación de las espirales que aparecen en los créditos. 


Era un profesional capaz de transmitirnos el género de la película solo con la tipografía y la composición, algo nunca antes visto en el cine. Conseguía con estos primeros minutos del largometraje enganchar al espectador, con un novedoso estilo dinámico que se alejaba de una simple sucesión de nombres.



A Saul Bass se le atribuye incluso un papel crucial en la ya nombrada escena de la ducha de la película Psicosis. Además de los créditos, Hitchcock le contrató para que realizara el storyboard, conjunto de ilustraciones a modo de guion gráfico, que sirve para enterder la historia, previsualizar las escenas… antes de grabar.


Podríamos decir que Bass fue la mano derecha y tuvo en sus mano algunas de las decisiones más importantes, para que el cine de Hitchcock siga estando hoy en día en lo más alto, además de dotar al cine de ciertos minutos para el reconocimiento de profesionales del campo de iluminación, escenografía, efectos especiales, maquillaje, guion…





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