Veermer en tu móvil


Hace aproximadamente treinta años, con el desarrollo de WorldWIdeWeb nacen una serie de proyectos artísticos realizados por y para la red, denominados Net Art. “Arte contemporáneo que utiliza las nuevas tecnologías de la comunicación”, así lo define Mark Tribe, uno de sus mejores exponentes, además de ser el fundador de Rhizome, una organización que apoya la creación, presentación, preservación y crítica de las prácticas artísticas emergentes que involucran la tecnología. Sus defensores explican que es un medio barato, fácil y rápido.


Aunque la creación de las obras no fue precisamente en internet, Google Arts y el Museo Mauritshuis, han creado el proyecto “Conoce a Veermer”. A través de tu teléfono, puedes visitar virtualmente, una exposición ficticia, en la que encontramos 36 obras, que se encuentran expuestas en 18 museos de 7 países diferentes. Al entrar en la plataforma, primero se proyecta la fachada del museo, después accedes a las salas, donde ningún vigilante te reñirá por acercarte mucho a la obra, todo lo contrario, puedes ampliar tanto la imagen, que están realizadas con un robot creado especialmente para fotografiar trabajos artísticos, por ellos son de muy alta resolución, y observar las densas y pastosas pinceladas que le caracterizan. Además puedes escuchar de fondo relatos de Tracy Chavalier, la autora del best seller “La joven de la perla”. 





El proyecto nace con dos propósitos, en primer lugar que la sociedad se pique y acuda más a los museos a conocer la obra real para saber más, además de que de esta manera gente de todo el mundo tiene acceso a la obra, que también es por lo que nació Google Arts, que permite visitar más de 40.000 cuadros y esculturas de genialidades del mundo del arte. La iniciativa fue de un grupo de hindúes, que explican que, tanto europeos como americanos, tenemos acceso a muchísimos museos de una manera muy sencilla, sin embargo en otros continentes o países la gente no tiene esta suerte y tiene que realizar muchos kilómetros para poder apreciarlo. El segundo propósito es ampliar la audiencia internacional de Veermer, quien es considerado junto a Rembrand, la gran figura del barroco holandés. Se dice de él que al tener una familia muy numerosa, más de 11 hijos, y ser marchante de arte de profesión, pintaba en su tiempo libre y por placer, algo que podemos apreciar en sus obras que representan la vida cotidiana de la sociedad burguesa de la época, con un notable realismo y buscando siempre la intimidad y el misterio.




El museo Mauritshuis añade que se unió a este proyecto, porque era una gran oportunidad de apreciar la obra de Veermer toda junta, algo que es muy difícil, por no decir casi imposible, realizar en una sala de un museo real. Además en dicha plataforma, encontramos algunos cuadros que no se exponen en ningún museo, como es el caso de “El concierto”, que se encuentra en paradero desconocido desde 1990 y es uno denlos cuadros más valorados del pintor, tasado en unos 200.000 millones de dólares.


Creo que es muy buena idea utilizar la tecnología para crear o difundir arte, leyendo sobre el grupo de Google Arts, me di cuenta de que es algo que no está al alcance de mucha gente, no a nivel económico, sino simplemente que no tienen tantos lugares donde acudir a verlo, y que la mayoría de las obras maestras de la historia se encuentran repartidas entre América y Europa, y es algo que tenemos que apreciar más, porque desde mi punto de vista, y supongo que será compartido, es una suerte. Por otro lado, creo que no tiene nada que ver observar una pintura desde la pantalla de un ordenador o un móvil que verlo en persona, ni los colores son iguales, aunque la fotografía sea muy buena, ni el tamaño! No en lo mismo encontrarse ante un cuadro inmenso, que ante uno de 30x30 cm, y el tamaño no es algo que podamos deducir en la pantalla. Tampoco se observa el relieve que adquieren ciertas pinceladas, ni la luminosidad que adquiere el cuadro en la sala. Por ello creo que internet nos tiene que dejar con la miel en los labios para estar deseosos de acudir a las exposiciones y disfrutar más de las obras, que, según Google, la madia de tiempo que se pasa delante de una pintura son 11 segundos, que según mí padecer es poquísimo. ¡Quién sabe si será la única vez que estés delante de esa obra!

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