Música maestro


Aunque después nochevieja lo que quizás a uno menos le apetezca sea madrugar, puede que merezca la pena, porque un año no puede comenzar sin que la Orquesta Filarmónica de Viena no dé el Concierto de año nuevo, y no, no serás el único que se le levante temprano puesto que es retransmitido en más de 54 países, para una audiencia estimada de 1000 millones de personas. Como curiosidad, España en 2016, batió el record de audiencia con 2.372.000 espectadores. Además el director cambia todos los años, aunque las piezas a tocar son en su mayoría de la familia Strauss, entre ellas, las más conocidas y que cierran el concierto, El Danubio Azul y La Marcha Radetzky, en la que el director en vez de dirigir a la orquesta dirige al público. 


El concierto tiene lugar en la Wienener Musikverien, edificio proyectado en 1860 por Theophil Hanse, gran representante del estilo neoclásico, lo cual se puede apreciar en este edificio, con varios guiños a la arquitectura ateniense.


La familia de los Strauss, un total de 5 compositores y músicos austriacos, comienza por Johann Strauss I. Comenzó tocando en Carnavales con Josef Larnner aunque más tarde se independizó y sus valses le rivalizaron con su amigo. Él es el autor de la anteriormente nombrada Marca Radezky. Su hijo, quien además del gusto por la música, heredó su nombre se acabó convirtiendo en el rey del Vals, por ello, desde que era pequeño su padre le prohibía tocar, sabía que le superaba. Acabaron enfrentados. Tenía otros dos hermanos que se dedicaban a la música y juntos formaron la orquesta Strauss. Quedarían por nombrar Josef Strauss,  Eduard Strauss y el tercer Johann Strauss.


Sin embargo no hay que nacer en Viena, venir de una familia de músicos y tener poder adquisitivo para poder tocar en una orquesta, y ese es el caso de los integrantes de la Orquesta de los Instrumentos Reciclados. Surgió como una fórmula de integración de adolescentes y jóvenes, puesto que nace en una de las zonas más pobres del país de Paraguay, cerca del vertedero más grande que podemos encontrar allí, el de Cateura. Ellos mismos fabrican sus instrumentos con la ayuda de Don Tito Romero, lutier de instrumentos de viento y Don Cola, que fabrica los demás. Todas las familias, viento, percusión, cuerda… son fabricadas en el vertedero, aunque no encontraremos ningún instrumento igual. En Arizona, en el MIM, Musical, Instruments Museum, están expuestos permanentemente, algunos de estos instrumentos.




Este proyecto resuelve dos problemas muy importantes tanto en la zona, como a nivel mundial, la exclusión social de los jóvenes y su educación, como el reutilizar residuos para crear algo tan bonito y que no entiende de fronteras, como es la música. Por ello su gira ha pasado por Latinoamérica, Norteamérica, Europa, y Asia.
Y es que, bajo mi punto de vista, lo más importante no es tener un buen instrumento, si no que el músico sea bueno, tenga ritmo, y pueda tocar con casi cualquier cosa, como desde hacen años demuestran en sus espectáculos Mayumana. Este grupo, que hoy en día cuenta con más de 80 integrantes, se fundó en un pequeño sótano en Tel Aviv. Lo más importante para ellos es estar en una búsqueda constante de nuevos ritmos y objetos y danzas que se compenetren a la perfección.



El aluminio tarda 10 años en degradarse y el plástico 150, ¿Por qué no darle una segunda vida a los objetos realizados con dichos materiales dando rienda suelta a la creatividad?

Comentarios

Entradas populares